miércoles, 13 de noviembre de 2013

La estatua fucsia de Villa Moringa.



La Estatua fucsia de Villa Moringa.


Nadie imaginó en Villa Moringa que la decisión de pintar la estatua del Teniente Castillo en fucsia iba a desencadenar semejante conmoción social. Los señores mas serios del pueblo convocaron de inmediato a una misa con el cuerpo presente de la estatua. El viejo cura Perenciolo hizo una especie de exorcismo para ahuyentar los malos espíritus que se posicionaron sobre la humanidad broncínea del “Héroe de los cocoteros” durante la guerra grande. Finalmente decidieron que la culpa era de los putos del pueblo.

En vano apelaron los miembros de la APEVIMO ( Asociaciòn pro embellecimiento de la Villa Moringa) argumentando con aparente sinceridad que la idea de transgredir el tradicional gris del monumento era con la intencionalidad de llamar la atención a los jóvenes del pueblo sobre la historia y sus héroes. “ es un esfuerzo – decía un comunicado- porque las nuevas generaciones entiendan que los héroes son un testimonio viviente y no una simple estructura de bronce en una plaza olvidada”. En vano. Don Armagedón Villalba, viejo historiador del Colegio Nacional de Niñas y Niños,  fue contundente por la radio del pueblo: “aquí lo que se quiere es pervertir una sociedad basada en los principios sagrados de amor a Dios, a la familia y a sus héroes. La mano de los pintores de la estatua del glorioso Teniente Castillo están manchadas por la sangre de la traición a la patria”.

De inmediato se convocó a una reunión en el propio atrio del templo, incluso, según aseguraron luego, con la propia venia y simpatía del Monseñor Giménez,  a la que solo tuvo acceso la gente mas expectable de la población.
La profesora Magdalena de la Sota Barrios fue muy clara en diagnosticar que lo que pasaba en el pueblo es un claro ejemplo de la decadencia moral en la que iba sumiéndose la sociedad actual. El diputado (Cnel.SR) Plurialberto Urdapilleta fue casi paternal cuando intervino pidiendo al párroco un retiro espiritual para los jóvenes que pintaron a “nuestro héroe” porque quizás lo que falta sea “transmitir valores de nuestra raza”. Entre las resoluciones tomadas resaltó la decisión de ir en procesión hasta el  monumento tras la misa del domingo “ y proceder al blanqueo, no solo del héroe, sino de todo el perímetro de la plaza, incluyendo los arboles, en tanto – agrega – el blanco es el símbolo de la puridad que tenemos que recuperar para nuestra sociedad”.

Así se hizo y la comunidad de Villa Moringa recuperó la vieja calma. 

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