sábado, 15 de junio de 2013

ADRENALINA! Al viejo con amor.



ADRENALINA! Al viejo con amor.


Aborrezco la sensiblería de estas fechas en el Fb -y los lugares comunes-  ya lo saben, pero tengo dos cosas que decir sobre don Ninín.

Mi viejo era un tipo extraordinario. Le encantaba el cine, la lectura y el basketbol. Fue por tres décadas un honesto empleado de Banco, dirigente deportivo, político y comunitario. Ingenioso, amable y buen vecino.
Un maestro de las caricaturas (nuestros cuadernos de colegio con sus ilustraciones eran un lujo) y divertia a mis compañeros con sus historias de la guerra, que no tengo dudas estaban sensiblemente noveladas, ampliadas y fantaseadas, pero hizo que mis amigos como O.r. Borba se pusieran curiosos sobre esos días de nuestra historia.

Pero lo mejor que tenía Don Ninín eran sus múltiples montajes y trucos cuasi cinematográficos– inventados por él mismo- para asustar a sus numerosos sobrinos en las noches en que los reunía con el pretexto de contarles cuentos que iban fluyendo de su imaginación. Cuentos dinámicos que iban en simbiosis con la circunstancia. Por ejemplo el maullar de un gato, convertía desde ese momento al pobre animal del vecino en un personaje mas de la historia.

Una vez montò en el patio a oscuras unos personajes con sobretodos enormes -memoria de algún invierno europeo-  que se movían con la soga de colgar ropas. Los chicos ya habían salido con miedo del cuento de ese día que tenia que ver con "Los fantasmas del patio lejano". Apenas empezaron a tomar aire en el patio, se enfrentaron a aquellos seres gigantescos que venían desde el fondo. Luego fué estampida.
¡ Adrenalina! Decía siempre que era descubierto. Nos ayudó mucho con la adrenalina, el viejo.
Era en resumen, un gran contador de historias, con efectos y afectos especiales. Y es lo más entrañable que me quedó de su memoria.
Quizá porque yo creo en el ser humano, más que en las estatuas.

lunes, 3 de junio de 2013

LA VEZ QUE TOCAMOS CON LA NEGRA SOSA



La vez que tocamos con la Negra Sosa.



La primera vez que lo contó fuè durante una competencia de motos. Estábamos así, yo sentado a la izquierda, luego se sentaba Pepín, allí ya estaba Isacio y después no recuerdo quien, creo que era alguien que había llegado con Isacio, Benito, ponele que solia andar con èl.

Era muy capo el Sever Brizuela ganando todos los campeonatos de moto cross y nosotros siguiéndolo a todas partes. Fue en una de esas tardes de rugir de motos que Isacio, quien acababa de volver de Buenos Aires nos contó la historia.

El grupo de Rock que tenían en el pueblo, se llamaba Alma Mater, fue a Buenos Aires para una gira por Obras. No; no tocaron en el estadio de Obras, tampoco fue una gira artística, ellos ya  no podían vivir de la música en el pueblo entonces fueron por obras de construcción, a rebuscar un tiempo de albañiles, aprovechado que el hermano de uno de ellos tenia una empresa que contrataba construcciones. 

Entre motos que iban, saltaban y venían, Isacio nos conto brevemente sus historias y de “aquella vez que tocaron con la Negra Sosa”. Yo ya le mirè a Pepin y Pepin me mirò a mi. Cosa que te revienta pues es que los perros cruzan el rio y ya te venden sus historias de fantasía. Pero lo dejamos pasar. Ni nos sorprendimos ni le preguntamos nada, para que se diera cuenta que no tragábamos ese cuento.

La segunda vez que contò eso fue una noche de Diciembre, entre la 4ta y la 5ta sidra y al finalizar la escucha de algo de Les Lhutiers que el propio dueño del Almacen donde estábamos, el Pato Ganso Aguirre, había traído de Corrientes.

Contò que el hermano había organizado un asado en una casa-quinta que reparaban en las afueras de Buenos Aires y  que la Negra había caído un domingo cuando  ensayaban y se puso a cantar con ellos.

-       nndee, y después que pasò,  les llevó  como “Alma Mater” al Teatro Colon – reaccionó Otto en prueba de abierta incredulidad.
-       Te juro por mi madre, incluso Pablito Rios tiene fotos… - reaccionaba Isacio.
-       Trae las fotos, no te creo nada, dejate de bolear chamigo, decime que estuvieron con, que se yo, Pablito Ruiz, Sabú,  cosas asi, pero “La Negra Sosa” cantò con nosotros, por favor…por favor…

Varios años después, una tarde de serena pesca en los bajos de la Fabrica, cuando el lejano tableteo de una lancha marcaba el ultimo contrabando visible a luz solar , y en tanto estábamos escuchando folklore argentino en Radio Chaco, cuando se escucho la voz de Isacio, casi como una meditación…

-       Les juro, les juro que cantamos con la Negra Sosa, me tienen que creer…
-       Y las fotos , las famosas fotos? – le reclamamos al unísono.
-       Las tiene el colorado Rios en Buenos Aires, ya vino dos veces por fin de año y no las trajo..
-       Claro, no existen – cortó Pato Ganso.

Para las navidades del 2002, vino cayendo a una de esas tardes de chismes, guitarra y tereré en lo del Pato, el Isacio acompañado del Colorado Rios. Los muchachos al verlo enfilar en la esquina del Colegio Santo Tomàs  ya se largaron con la chanza.
-       Mirá viene el Colorado y “La Negra”

El Colorado regresaba de Buenos Aires después de una década a re-afincarse en el pueblo, noticia que nos puso muy felices y gran parte de la tarde hablamos de èl y de sus planes, gran músico, rockero, folklorista, locutor. Buen pibe el Colorado.

A la hora no faltó quien sacara el tema.
-       Che, Colorado, por años, pero mirà lo que te digo, poorrr años, aquí Isacio nos rompió los kinotos con el tema de un toque de ustedes con la Negra Sosa allà por el 90, 92 mas o menos en Buenos Aires, obviamente las veces que nos contò no le creimos y siempre nos salía con el cuento que vos tenias las fotos de ese histórico momento con la Negra – discurseó Pepin que paró un rato para tomar el aire, y prosiguió interrumpiendo  al Colorado que pretendía hablar  – no! no queremos mas garganteo, queremos ver las dichosas fotos que dice el Isacio que existen…

El Isacio estaba que le salían los ojos de la  angustia o la emoción, no sabíamos  determinar todavía.
-       Bueno – dijo el Colorado – quieren ver las fotos de Alma Mater tocando con la Negra en una casa quinta en construcción en las afueras de Buenos Aires…
-       Si, de lo contrario se cierra aquí el capitulo y nunca mas se habla del tema, entendiste Isacio? – cortó el Pato Ganso…
-       Pero hay un problema de información allí - dijo el Colorado con un toque de suspenso- en realidad no fue solo con la Negra.
-       Naaaa – cortó Pepin – dejaaaate, ahora me vas a decir que también estuvo Charly Garcia…
-       Nooo… - canchereó el Colorado – Charly sí estuvo, pero no cantó, pero si cantamos también con el León Gieco y con Nito Mestre.

Después de 28 segundos de silencio, Jorge, que permanecía en silencio reaccionó:

-       Miren muchachos,  durante 10 años, ¡diez años!, eh?, dale con la historia ésta, y nosotros, si bien nunca le creímos le tolerábamos como el cuento del provinciano que vuelve a su tierra a contar historias fantásticas. ¡Ahora viene el Colorado y tenemos que tragarnos que un día el grupo que no tenia laburo aquí, va a Buenos Aires a laburar de albañil, y que al día siguiente van a levantar una pared en una casa quinta. Que el dueño les invita a un asado el próximo domingo para que toquen algo, y que en ese lugar caen, en este orden, La Negra Sosa, Charly Garcia, Nito Mestre y Leon Gieco y encima cantan con ustedes! … pero… ¡¿pueden dejar de joder y no contarnos nunca más esta historia hasta que nos volvamos a encontrar en un asilo de ancianos..??!

El Colorado que ya venia canchero desde hacía rato, descorrió lentamente la cremallera de su mochila, estiró del interior un álbum de fotos, lo abrió en sus páginas centrales y sentenciò:
-       Ta bien, si quieren no les contamos màs, nunca mas, de cuando Alma Mater fue a Buenos Aires a tocar con La Negra, Gieco y Nito Mestre, pero capaz que - ahora-  quieran ver las fotos.

(El epilogo de este relato no esta escrito porque las fotos que el lector debe observar a continuación nos exime de mas palabras )





Esas cosas que pasaban en mi pueblo.-

domingo, 2 de junio de 2013

El Polaquito, el crack que no quería ser cura.



  El Polaquito, el crack que no quería ser cura.



Capaz que nuestro compañero de ultimo año de secundaria,  Kalbrinka iba a ser un crack , incluso estaba para la selección nacional y para Europa, si le dabas tiempo, pero la madre lo quería cura. 
Ese contraste pesaba en la cabeza del polaco Kalbrinka, que era tan bueno con los cálculos como con los goles.
 
Mucho antes que los técnicos de futbol recurrieran a la sutileza esta de llevar sus planchetas con sus jugadas por escrito ( veinte años atrás eso seria una imperdonable mariconada),el Polaquito como le llamábamos sus compañeros, ya iba a la cancha con un cuaderno de doscientas hojas, estas de tapa dura, y establecía unas ecuaciones con la velocidad de la pelota, el viento, (siempre escuchaba el pronostico antes de ir a los juegos) mientras veía a sus ídolos del “Gral Diaz” brincar en la cancha.

Admiraba a Rubén Cesar Rivas, “Bebito” y además cargaba con su bolsón para entrar a la cancha sin pagar sus entradas cuando la maquina aurinegra jugaba de local.

El polaquito entraba a la cancha y parecía un potrito de pelaje rutilante, imposible de domar. Metía goles desde media cancha en adelante con esos tres dedos mágicos y su invariable lanzamiento largo en boomerang, como lo definio el poeta Mazò , de los tiempos en que los poetas eran relatores en la radio.

El polaquito paraba a veces con la pelota mucho tiempo. Parecian minutos. Miraba alrededor, media las distancias, olía, y sus compañeros mas próximos incluso le escuchaban haciendo cálculos trigonométricos en voz baja, cuando llegaba a metros del área grande rival y debía plantar un gol imposible. Como aquel que le hizo al Chaco Muñoz Salinas, cuya redes no eran sacudidas ni por el viento sur. Pero la madre querìa que èl fuera cura.

Nunca entendimos muy bien porque la madre quería que fuera cura, un día de visitarlo en la casa, nuestro compañero Pepin que era mas de hablar con las madres llego a plantearle a doña Reinalda
      “ si el Kalbri no puede ser jugador tendría que probar para científico, doña Rei, él es un genio..”.
Pero doña Rei le explica entonces al compañero, según èl cuenta después, que no era un capricho sino una promesa que había hecho hace mucho tiempo ante el sagrado escapulario de la Santa Madre Sofia Wen, que parece que era una monja o algo a la que quemaron en Macao cuando intentaban meter la religión católica allà. Tampoco me pregunten donde queda ese lugar con nombre de chocolate, que lo que les quiero contar ahora apunta para otro lado.

Lo cierto es que el polaquito iba a ser cura porque lo quería la madre a pesar que jugaba como mil Robertos Cabañas juntos. Y eso nos jodía mucho a sus compañeros. Casi hasta la indignación. Nos “pichaba” decíamos en el pueblo.

Una tarde del mes  que ya terminábamos la secundaria le apalabramos al Kalbri. Había llegado a lo de Tale Vazquez – un maestro del tereré ruso – acompañado como siempre del Perico Mendieta,  utilero de las inferiores del club con quien había entablado una entrañable amistad. Es mas, el Polaquito, numero 10 de la cuarta especial para entonces, era el único del onceno que saltaba a la cancha con la camiseta y el pantaloncito planchados, lo cual, aparte de su magia, lo distinguía del resto ostensiblemente; brillate de piernas morenas, reluciente con la cobertura fresca de linimento que le aplicaba el Perico, solo a èl,  antes de cada encuentro.

Le conversamos al Kalbrinka de buscar una manera de zafar de ir al seminario, y que como amigos le ayudaríamos. El Chicho Galeano, compañero que para entonces era un oscuro mediocampista del Tres Corrales le había planteado que se escapara de la casa, que fuera a Buenos Aires, con el tio Chacho, que tenia una empresa de construcción. En un puto año ya vas a estar jugando en Boca vos, le entusiasmó. Capaz, agregó, nos ponemos entre todos y te compramos el pasaje.

Waldimiro, que por entonces había empezado la colimba le planteò, esa misma tarde, otra salida. Mejor es que te metas al cuartel. Yo puedo hablar con el Teniente Catrip , que le vea al Coronel èste de Reclutamiento y te rescaten en la primera “recoluta”. Tus viejos que son liberales no van a poder salvarte,con la cabeza que tenés vas a estar en Subsistencia del Ejercito, tranquilo, y en año y medio, por ahí, tu madre ya se saca de la cabeza lo de hacerte paí, y seguís con la pelota,  hermano.

Octavio Antola, un grandulón, karateca, protector del grupo en todas las riñas callejeras -que permanecia en silencio- intervino luego: yo tengo una solución. Vos lo que tenès que hacer es una cagada. Una cagada grande. Algo que te queme con los curas del pueblo y no te quieran ya para cura. Total, la madre es la madre, después te va a perdonar y vos seguís jugando, te vas a Asunciòn, te fichas por Cerro y en un año estas calzando la albirroja, vos.
-       Si pero que es hacer una cagada grande, por ejemplo – problematizó el polaco.
Y no se. Respondí el grandote. ¿Robar hostias y ser descubierto es una cagada grande?. No, intervino Tale, eso hacen los monaguillos y nadie es excomulgado por eso.
- Y que lo que puede ser… - suspiró casi,  el cachorro de Crack, que era sostenido en su angustia con un cariñoso abrazo solidario de su inseparable utilero, el Perico Mendieta.
Y hay que pensar. Pensalo Polaquito, pensalo vos, lo pensamos nosotros también, agregó Pepin y propuso una nueva reunión conspiraticia contra la intención de doña Reinalda para el día siguiente.

Al día siguiente el Polaquito no vino. Ni el jueves, ni el viernes. El domingo hizo un brillante partido. Le encajó 4 goles al América, una semana después lo convocaron para la Selecciòn, directamente desde la cuarta especial. Mas domingos, mas goles, y asi llegó el fin de año y el fin de curso y el fin de su aspiración de crack porque en enero debía ir al seminario.

Fue una cálida tarde de Diciembre cuando Chicho Galeano trajo la noticia.
-¿Se enteraron lo del Polaquito?, dijo mientras movía la bombilla del primer mate del tererè siestero.
- nooo, que paso?
- Al hijoeputa lo pillaron anoche, después de la fiesta en el Mayo.
-¿Le pillaron como?.
-En una escandalosa escena amorosa, en plena plaza Mcal Lopez.
- Con la Clarita.
- No, con el Perico
- ¿queeeee..? – expresaron al unísono.
- Con el Perico, besuqueándose y a los arrumacos, hasta que llego una tia que pasaba por ahí y lo corrió a zapatazos.  Ya se sabe que esta mañana fue el Paí Marcelo a verla a la Madre. La Madre fue al Dr Vera, con una crisis de nervio. Parece que el cura le dijo que se olvide de meterlo en el seminario al Polaquito.
- Puto y grande Polaquito! – gritó Pepin- se salvò el hijoeputa, lo hizo para salvarse del Seminario…èl tuvo un mejor plan que nosotros. ¡ Ohoo! Nosotros los creativos que le íbamos a decir como hacer una graaaan cagada a ese genio… jajaaaa…- celebró

Semanas después se supo que enviaron al Polaquito a Asunciòn, mas para alejarlo de Pilar y la vergüenza de la madre  que por algún plan de estudios. El Polaquito empezó a jugar en Cerro. Le fue brillante. Pero pronto pidió ser transferido a Europa. No se supo mucho mas de él, nunca fue una estrella rutilante, pero jugò en primera en Italia, luego fue a Francia y finalmente a Holanda.

Nosotros seguimos reuniéndonos cada año como compañeros de aquella promoción. Un fin de año de esos, 10 años después, recibimos una carta del Polaquito. Invitaba a uno de nosotros a visitarlo, pasaje y viáticos incluidos, a Holanda.

En el asado siguiente sorteamos el viaje, lo ganó el Chicho Galeano. Viajó una semana después. Una mas tarde estaba de vuelta convocando a una reunión en su casa. A todos.

- Al Polaquito le va estupendo. Dejó el futbol, tiene una flota de camiones, es rico y envió regalos para todos. – empezó a relatar el Chicho.  El tipo – siguió contando- quería agradecernos a todos por la preocupación que tuvimos para lograr que su madre desistiera de enviarlo al seminario y por la idea de la gran cagada.  Ahora su madre anciana, vive con èl y la vida les sonríe.

-       O sea, la madre le perdonó la gran cagada. – intercepto Antola
-       Nop,
-       No lo perdono?
-       Si lo perdonò, pero la gran cagada nunca fue una gran cagada.  El Polaquito vive en un feliz matrimonio, hace 8 años… con el Perico Mendieta. Su idea de no ir al seminario fue en verdad por amor al utilero y no tanto por amor al futbol.-

TODO LO QUE SE PUEDE VER DURANTE UN SEMAFORO EN ROJO AMANECIENDO AL DIA SIGUIENTE DE LA NOCHE DE BRUJAS

  Dos nubes negras, las únicas, empujan al sol y amanece. Las aves que se escuchan por las ventanas abiertas del automóvil, en la desierta a...