ADRENALINA! Al viejo con amor.
Aborrezco
la sensiblería de estas fechas en el Fb -y los lugares comunes- ya lo saben, pero tengo dos
cosas que decir sobre don Ninín.
Mi
viejo era un tipo extraordinario. Le encantaba el cine, la lectura y el
basketbol. Fue por tres décadas un honesto empleado de Banco, dirigente
deportivo, político y comunitario. Ingenioso, amable y buen vecino.
Un
maestro de las caricaturas (nuestros cuadernos de colegio con sus ilustraciones
eran un lujo) y divertia a mis compañeros con sus historias de la guerra, que
no tengo dudas estaban sensiblemente noveladas, ampliadas y fantaseadas, pero
hizo que mis amigos como O.r. Borba se pusieran curiosos sobre esos días de
nuestra historia.
Pero
lo mejor que tenía Don Ninín eran sus múltiples montajes y trucos cuasi
cinematográficos– inventados por él mismo- para asustar a sus numerosos
sobrinos en las noches en que los reunía con el pretexto de contarles cuentos
que iban fluyendo de su imaginación. Cuentos dinámicos que iban en simbiosis
con la circunstancia. Por ejemplo el maullar de un gato, convertía desde ese
momento al pobre animal del vecino en un personaje mas de la historia.
Una
vez montò en el patio a oscuras unos personajes con sobretodos enormes -memoria
de algún invierno europeo- que se movían
con la soga de colgar ropas. Los chicos ya habían salido con miedo del cuento
de ese día que tenia que ver con "Los fantasmas del patio lejano".
Apenas empezaron a tomar aire en el patio, se enfrentaron a aquellos seres gigantescos
que venían desde el fondo. Luego fué estampida.
¡
Adrenalina! Decía siempre que era descubierto. Nos ayudó mucho con la
adrenalina, el viejo.
Era
en resumen, un gran contador de historias, con efectos y afectos especiales. Y
es lo más entrañable que me quedó de su memoria.
Quizá
porque yo creo en el ser humano, más que en las estatuas.
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