El hoyo de Puerto Esperanza.
Puerto
Esperanza era un pueblo ribereño, cuyo nombre figuraba en los libros de lectura
porque era la cuna de la independencia. Mas que cuna. Era la cama, porque se
sabe que allí fue que los próceres engañaron al representante del rey durante
una partida de dados y le obligaron a firmar renuncia y manifiesto de
independencia. Después de aquello, en 1803, nada, el pueblo no fue noticia
nunca. Salvo a partir de este día que aquí se relata.
Todo
empezó una madrugada cuando Toribio soñó con aquel tesoro. Toribio hablò
durante el mate con su esposa Graciela. Graciela conversó con el vecino
Leandro, Leandro le dijo que hable con su compadre Felipe que tenia “la
maquina”.
A la
tardecita Toribio estacionò su camioneta frente a la casa de Felipe. Toribio se
dedicaba a los negocios de frontera y le iba bien. Hacía solo 4 años vendía yuyos
frente a Aduanas y ahora era dueño de un supermercado, una casa de respuestos
y una playa de autos “IquiqueCar”, todo gracias a sus habilidades en el paso fronterizo
de mercaderías y su capacidad para el intercambio diplomático con los vistas de
aduana de una y otra orilla.
En
el mismo portón, fiel a su estilo pragmático revelò a Felipe su sueño. Soñé que
el Mariscal enterró una carreta repleta de oro bajo el piso de la casa del
Procer Gimenez, la relató, y he visto en detalles el tesoro y el lugar donde
esta escondido.
Felipe,
dueño de una desvencijada maquina detectora de metales de la década del 70,
pero famoso por sus hazañas de recolector de cucharas, fusiles y botellas vacías
en los campos de Curupayty, lo mirò con entusiasmo. Creía en los sueños. En
rigor, su principal fuente de recursos era la quiniela.
-
Y hay que ver nomas ya don Toribio – respondió.
Toribio
prometió hablar con el Intendente de Puerto Esperanza para poder acceder a la
casa del Prócer Giménez, una residencia colonial, declarada patrimonio
universal por la Unesco, donde no solo nació y vivió el héroe de la
Independencia, Nacianceno de los Dioses Giménez y Mattos, sino porque se había
detectado en el gran patio de la vivienda un árbol Baobob, una especie
proveniente del Africa ecuatorial, declarada en riesgo de extinción y que los
historiadores suponen fue sembrado por algún esclavo negro, quizás tras la
proeza de transportar y sostener vivo su fruto y sus semillas. De hecho era el
único de su especie en todo el continente y se calcula que para su altura
actual debió transcurrir - cuanto menos -260 años.
El
Intendente Mendieta lo recibió en su casa esa noche. Debió aguardarlo un rato porque
la reunión con los dueños de casas de juego duró mas de lo previsto.
Conversaron
un rato de política y luego fueron al grano, o al gramo. Le explicó su sueño y
le conversó sobre la posibilidad de hacerse multimillonarios en un santiamén.
-
Mañana mismo hablo con mi Junta – anunció el
intendente – “hay pue ahí un problemita ,
pero vyro rei es, por el tema de que es la casa del Prócer y el árbol que esta
en el patio, pero vamos a poner nomas todo otra vez en su lugar cuando se
termine , ajepa…”
-
Claaaaro…- respondió Toribio- aquí la comunidad
es la que va a ganar Intendente, imaginate que le damos una parte ( podemos
decir 50 por ciento) a la municipalidad y el resto para nosotros pues..
-
Nei katú – animò el Intendente – “ya le hablo al secretario para que redacte
un pedido de permiso y vos le envias a tu técnico que vaye a verificar si hay
metal allí…”
Al
día siguiente el buscador Felipe ya empezaba su prospección con una maquina
rara, que hacia ruidos por todas partes, con un comando parecido a una desmalezadora
y extremidades arácnidas de cobre que imaginaba un todo parecido a los
alienígenas buscados por los Hombres de Negro.
Para
el mediodía se produjo el primer resultado positivo. La maquina hizo un
silencio y después exclamò un sostenido pitido, distinto al resto de sus
expresiones, justo debajo de la Mesa Libertaria. Este mueble donde – según el
rescate histórico- el amanuense Diego Facundo Ginés de Saltiviejo había
redactado el primer borrador de la proclama independentista; y donde,
propiamente, se había leído y suscripto posteriormente la redacción oficial con
la presencia del Obispo rebelde Jose Maria y Jesus Martinez Provenzal.
Para
la tarde encontraron otras dos evidencias, una bajo el dintel de la puerta de
acceso a la Capilla privada de la casa y otra, pucha, justo bajo el gigantesco baobob
del patio.
-
Alli hay
fácilmente, por el ruido de la maquina, cinco mil o cinco mil quinientos kilos
de oro, nde barbaro … - aventuró el buscador en la tarde, durante un mate
compartido con el empresario Toribio y el Intendente, sentados los tres en la
trastienda del surtidor de bebidas del jefe comunal. Hay que moverse nomas ya –agregó.
-
Y que
necesitamo – respondió servicial el intendente
-
Yo voy a
poner toda la inversión – se anticipó Felipe- hay que meter maquinaria allí, una retroexcavadora, porque parece que
el tesoro esta a 10 metros por ahí…
-
Avancemos
– cortó el intendente.
En
la sesión de la Honorable Junta Municipal, al día siguiente ( los jueves no se
reunían pero el Intendente convocó a una extraordinaria para hablar con
urgencia sobre la situación del asilo de ancianos) se diò entrada al tema.
Los
concejales que fueron previamente conversados por el intendente, no tuvieron
grandes reparos en aprobar la prospección por la importancia de “inyectar a las arcas municipales recursos
para asistir a los pobladores mas carenciados de la comunidad”. Tampoco se
puede decir que a la reunión le faltara rigor porque a renglón seguido presentaron
al “Arqui” Leguiza, un conocido constructor del pueblo, que en los setenta
había hecho el probatorio de Arquitectura, quien presento lo que llamaron un
plan de contingencia arquitectónica.
Consistía
en evaluar la posibilidad que la vivienda histórica sufriera algún tipo de
desmoronamiento o su estructura sufriera algún deterioro; ante lo cual se
desataría el operativo consistente en reemplazar la casa colonial por un
“Chalet histórico” , diseño que surge de un número amarillento de la “Popular Housing”
un catalogo de viviendas de suburbios de clase media en la California de los
60, que – vale aclarar – se exhibió en la sesión.
El
concejal y dirigente deportivo Ricardo Hermosa fue el mas renuente, “atendiendo
la importancia a nivel universal del sitio donde se desarrollara el operativo”
dijo, y pidió, que se tuviera en cuenta
aislar durante el desarrollo de la búsqueda todo el mobiliario y los documentos
de Casona histórica, para lo cual ofreció su solariega vivienda del Barrio Los
Lirios, una urbanización coqueta, poblada de nuevos ricos.
A
las 9 acabó la sesión con la suscripción del documento intitulado “ Todos por
los pobres” , un compendio interesante de 398 páginas que traía todos los datos
del Censo, el informe sobre desarrollo humano y el ultimo proyecto del Gobierno
de Franco para eliminar la pobreza en Paraguay.
En
el capitulo resolutivo, la maestra Reinalda que había redactado el documento,
incluyó una amplia referencia a los beneficios que podría otorgar el hallazgo
de tanto tesoro y su capitalización en un 50 por ciento a favor de la
Municipalidad, para algunos planes específicos, a citar, ( y se copia textual) , “entrega de una moto-carro a cada pobre
reinante en el distrito”, “ construcción de soluciones habitacionales en el
Barrio Mburucujazz” , “Construcción del portal de entrada al distrito, con una
fuente de agua, dos leones y una replica de la Virgencita del Carmen de 20
metros de altura”, “apoyo al deporte con entrega de aportes para la edificación
del Estadio Hermeregildo Urruttia , justamente en el año del 5to aniversario de
la Conquista de la Copa del Buey, conquistada por los muchachos del pueblo” y
finalmente una importante inversión destinada “ a la promoción de la
agricultura familiar, principamente en el incentivo de los productos
tradicionales del pueblo, el kaarurupé,
la perdudilla y el taropé”.
A
las 11 se inicio el movimiento en la Casona Colonial. Se retirò el Cartel de la
Unesco que declaraba reliquia universal para abrir un portón accesorio de
manera que pudieran entrar y salir tres retroexcavadoras. Los muebles y
documentos se cargaron a un camión y se destinaron en fiel resguardo a la
vivienda del concejal Hermosa. Al
mediodía llegaron las máquinas y empezó el operativo.
Al
primer día, el fiscal designado de la obra, Juliancito, un muchacho que
terminaba el Bachillerato en salud en el colegio del pueblo, despierto y
aplicado, sobrino del Concejal Denis, informó que solo se habían registrado
algunas rajaduras en la pared tras llegarse a los 4 metros en la primera
jornada. A la tarde del día siguiente Julián informó que hubo un leve desplome
de todo el ala oeste de la casa, pero que tejas y piso serian amontonados ( los
que quedaban enteros) para su posterior utilización.
Al
día siguiente se redacto un boletín que se difundió por la única radio del
pueblo que señalaba que en el marco del proyecto “Todos por los pobres del
pueblo”, se informaba de la caída total del edificio, pero que por otra parte,
estaban muy entusiastas porque el hoyo había alcanzado los 10 metros y que al
dia siguiente empezaba la segunda excavación bajo el árbol africano. “Estamos
cada vez mas cerca de la prosperidad”, acababa el informe. En el pueblo se escucharon
bombas de estruendo, en todos los barrios.
La
maquina de Felipe ya no paraba de sonar, era un solo largo pitido que si no
fuera por su dulce promesa de oro para todos hubiera sido una molestia
infernal.
Es
mas, el segundo día calló un rato ( por falta de baterías) y hubo una estampida
en el pueblo rumbo a la excavación por el temor que sucediera lo peor: que se
certificara la desaparición del tesoro! ( pase mágico maldito que los espíritus
malos dueños de los tesoros producen a veces para vengarse de la voracidad
material de la gente). De inmediato repusieron las baterías, volvió a sonar el
pitido, pero - para mas tranquilidad - organizaron a media cuadra un altarcito
a la Virgen de las Minas, donde las señoras del pueblo empezaron a rezar en voz
muy alta un rosario interminable, tan persistente como el pitido.
Al quinto
día por la tarde la alarma del Centro de Preservación del Patrimonio Universal,
en París, sonó. Los científicos a cargo detectaron que en un país del sur de
América había desaparecido totalmente del sistema de control satelital una
vivienda histórica. Solo se pueden ver desde arriba unas máquinas amarillas
moviéndose en el lugar – dijo en mal francés un urbanista Neozelandés que
trabajaba en el monitoreo satelital permanente.
Justamente: al sexto día se terminó la etapa denominada,
“limpieza total del área de prospección” que no era ninguna improvisación sino
estaba descripta en el plan del “Arqui” Leguiza. El pozo había alcanzado los 20 metros, ya no
solo correspondia al área de la vivienda sino se extendía hasta el final de la
calle y toda la cancha de Volleybol del Almacén “Rey de Copa”
Un
detalle. También, por razones organizativas, habían “relocalizado” el árbol
africano de 260 años, que en momento en que caía algúna vecina, conocida por
sus expresiones ácidas alcanzò a decir..” plaga reí nio pea”. El árbol fue
depositado al fondo del patio, a resultas de la resolución que tome sobre su
destino la Junta Municipal en su próxima sesión.
Para
el decimo día, el cráter tenía una dimensión importante. Era todo el Barrio La
Uniòn, mas porciones considerables de los barrios Mainumby y Loma Soñada, el
ala norte del Cementerio y algo así como toda la cancha del deportivo 26 de
Junio, menos el área grande del norte, incluyendo el arco de ese sector que
permanecía firme, al igual que las banderitas de esquina, que flameaban
inocentes.
El
pueblo se había sumado a la frenética búsqueda del Tesoro y con palas y picos
se lanzó al interior del hoyo gigantesco, miles de personas paleando al mismo
tiempo en una cavidad que para la
madrugada del dia 16 ya había alcanzado 110
metros de profundidad por 12 hectáreas
de redondo, ya no existían casas en Puerto Esperanza, apenas el rio para un
lado, contenido por un frágil muro y el
puesto de peaje municipal de la ruta de acceso, donde sobrevivia Diego Armando
Espinoza, el único Puertoesperanceño que moraba en la superficie.
Fue
en la mañana del día 13 cuando Diego Armando escuchó ese estruendo. No fue una
explosión, fue un ruido sordo, a tierra, a piso, a desplome. Salió de su
casilla, se saco el desteñido Kepis que rezaba “Fernández Diputado” y se rascó
la cabeza para tratar de entender lo que veía enfrente. A pocos pasos el suelo
se había tragado a Puerto Esperanza. Solo quedaba un inmenso cañadón y el valle
abajo cubierto por el derrumbe con una falda de tierra oscura. Y Nada mas.
-
Ohó la
ñande pueblo poraitè..” alcanzo a decir.
Subió
su terere a un bote y navegó el rio buscando otro sitio donde seguir viviendo.-
Augusto
dos Santos, 05/08/13
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