lunes, 5 de agosto de 2013

El hoyo de Puerto Esperanza.


El hoyo de Puerto Esperanza.



Puerto Esperanza era un pueblo ribereño, cuyo nombre figuraba en los libros de lectura porque era la cuna de la independencia. Mas que cuna. Era la cama, porque se sabe que allí fue que los próceres engañaron al representante del rey durante una partida de dados y le obligaron a firmar renuncia y manifiesto de independencia. Después de aquello, en 1803, nada, el pueblo no fue noticia nunca. Salvo a partir de este día que aquí se relata.

Todo empezó una madrugada cuando Toribio soñó con aquel tesoro. Toribio hablò durante el mate con su esposa Graciela. Graciela conversó con el vecino Leandro, Leandro le dijo que hable con su compadre Felipe que tenia “la maquina”.

A la tardecita Toribio estacionò su camioneta frente a la casa de Felipe. Toribio se dedicaba a los negocios de frontera y le iba bien. Hacía solo 4 años vendía yuyos frente a Aduanas y ahora era dueño de un supermercado, una casa de respuestos y una playa de autos “IquiqueCar”, todo gracias a sus habilidades en el paso fronterizo de mercaderías y su capacidad para el intercambio diplomático con los vistas de aduana de una y otra orilla.

En el mismo portón, fiel a su estilo pragmático revelò a Felipe su sueño. Soñé que el Mariscal enterró una carreta repleta de oro bajo el piso de la casa del Procer Gimenez, la relató, y he visto en detalles el tesoro y el lugar donde esta escondido.

Felipe, dueño de una desvencijada maquina detectora de metales de la década del 70, pero famoso por sus hazañas de recolector de cucharas, fusiles y botellas vacías en los campos de Curupayty, lo mirò con entusiasmo. Creía en los sueños. En rigor, su principal fuente de recursos era la quiniela.

-       Y hay que ver nomas ya don Toribio – respondió.

Toribio prometió hablar con el Intendente de Puerto Esperanza para poder acceder a la casa del Prócer Giménez, una residencia colonial, declarada patrimonio universal por la Unesco, donde no solo nació y vivió el héroe de la Independencia, Nacianceno de los Dioses Giménez y Mattos, sino porque se había detectado en el gran patio de la vivienda un árbol Baobob, una especie proveniente del Africa ecuatorial, declarada en riesgo de extinción y que los historiadores suponen fue sembrado por algún esclavo negro, quizás tras la proeza de transportar y sostener vivo su fruto y sus semillas. De hecho era el único de su especie en todo el continente y se calcula que para su altura actual debió transcurrir - cuanto menos -260 años.

El Intendente Mendieta lo recibió en su casa esa noche. Debió aguardarlo un rato porque la reunión con los dueños de casas de juego duró mas de lo previsto.

Conversaron un rato de política y luego fueron al grano, o al gramo. Le explicó su sueño y le conversó sobre la posibilidad de hacerse multimillonarios en un santiamén.
-       Mañana mismo hablo con mi Junta – anunció el intendente – “hay pue ahí un problemita , pero vyro rei es, por el tema de que es la casa del Prócer y el árbol que esta en el patio, pero vamos a poner nomas todo otra vez en su lugar cuando se termine , ajepa…”
-       Claaaaro…- respondió Toribio- aquí la comunidad es la que va a ganar Intendente, imaginate que le damos una parte ( podemos decir 50 por ciento) a la municipalidad y el resto para nosotros pues..
-       Nei katú – animò el Intendente – “ya le hablo al secretario para que redacte un pedido de permiso y vos le envias a tu técnico que vaye a verificar si hay metal allí…”

Al día siguiente el buscador Felipe ya empezaba su prospección con una maquina rara, que hacia ruidos por todas partes, con un comando parecido a una desmalezadora y extremidades arácnidas de cobre que imaginaba un todo parecido a los alienígenas buscados por los Hombres de Negro.

Para el mediodía se produjo el primer resultado positivo. La maquina hizo un silencio y después exclamò un sostenido pitido, distinto al resto de sus expresiones, justo debajo de la Mesa Libertaria. Este mueble donde – según el rescate histórico- el amanuense Diego Facundo Ginés de Saltiviejo había redactado el primer borrador de la proclama independentista; y donde, propiamente, se había leído y suscripto posteriormente la redacción oficial con la presencia del Obispo rebelde Jose Maria y Jesus Martinez Provenzal.

Para la tarde encontraron otras dos evidencias, una bajo el dintel de la puerta de acceso a la Capilla privada de la casa y otra, pucha, justo bajo el gigantesco baobob del patio.
-       Alli hay fácilmente, por el ruido de la maquina, cinco mil o cinco mil quinientos kilos de oro, nde barbaro … - aventuró el buscador en la tarde, durante un mate compartido con el empresario Toribio y el Intendente, sentados los tres en la trastienda del surtidor de bebidas del jefe comunal. Hay que moverse nomas ya –agregó.
-       Y que necesitamo – respondió servicial el intendente
-       Yo voy a poner toda la inversión – se anticipó Felipe- hay que meter maquinaria allí, una retroexcavadora, porque parece que el tesoro esta a 10 metros por ahí…
-       Avancemos – cortó el intendente.

En la sesión de la Honorable Junta Municipal, al día siguiente ( los jueves no se reunían pero el Intendente convocó a una extraordinaria para hablar con urgencia sobre la situación del asilo de ancianos) se diò entrada al tema.







Los concejales que fueron previamente conversados por el intendente, no tuvieron grandes reparos en aprobar la prospección por la importancia de “inyectar a las arcas municipales recursos para asistir a los pobladores mas carenciados de la comunidad”. Tampoco se puede decir que a la reunión le faltara rigor porque a renglón seguido presentaron al “Arqui” Leguiza, un conocido constructor del pueblo, que en los setenta había hecho el probatorio de Arquitectura, quien presento lo que llamaron un plan de contingencia arquitectónica.

Consistía en evaluar la posibilidad que la vivienda histórica sufriera algún tipo de desmoronamiento o su estructura sufriera algún deterioro; ante lo cual se desataría el operativo consistente en reemplazar la casa colonial por un “Chalet histórico” , diseño que surge de un número amarillento de la “Popular Housing” un catalogo de viviendas de suburbios de clase media en la California de los 60, que – vale aclarar – se exhibió en la sesión.

El concejal y dirigente deportivo Ricardo Hermosa fue el mas renuente, “atendiendo la importancia a nivel universal del sitio donde se desarrollara el operativo” dijo,  y pidió, que se tuviera en cuenta aislar durante el desarrollo de la búsqueda todo el mobiliario y los documentos de Casona histórica, para lo cual ofreció su solariega vivienda del Barrio Los Lirios, una urbanización coqueta, poblada de nuevos ricos.

A las 9 acabó la sesión con la suscripción del documento intitulado “ Todos por los pobres” , un compendio interesante de 398 páginas que traía todos los datos del Censo, el informe sobre desarrollo humano y el ultimo proyecto del Gobierno de Franco para eliminar la pobreza en Paraguay.

En el capitulo resolutivo, la maestra Reinalda que había redactado el documento, incluyó una amplia referencia a los beneficios que podría otorgar el hallazgo de tanto tesoro y su capitalización en un 50 por ciento a favor de la Municipalidad, para algunos planes específicos, a citar,  ( y se copia textual) ,  “entrega de una moto-carro a cada pobre reinante en el distrito”, “ construcción de soluciones habitacionales en el Barrio Mburucujazz” , “Construcción del portal de entrada al distrito, con una fuente de agua, dos leones y una replica de la Virgencita del Carmen de 20 metros de altura”, “apoyo al deporte con entrega de aportes para la edificación del Estadio Hermeregildo Urruttia , justamente en el año del 5to aniversario de la Conquista de la Copa del Buey, conquistada por los muchachos del pueblo” y finalmente una importante inversión destinada “ a la promoción de la agricultura familiar, principamente en el incentivo de los productos tradicionales  del pueblo, el kaarurupé, la perdudilla y el taropé”.

A las 11 se inicio el movimiento en la Casona Colonial. Se retirò el Cartel de la Unesco que declaraba reliquia universal para abrir un portón accesorio de manera que pudieran entrar y salir tres retroexcavadoras. Los muebles y documentos se cargaron a un camión y se destinaron en fiel resguardo a la vivienda del concejal Hermosa.  Al mediodía llegaron las máquinas y empezó el operativo.

Al primer día, el fiscal designado de la obra, Juliancito, un muchacho que terminaba el Bachillerato en salud en el colegio del pueblo, despierto y aplicado, sobrino del Concejal Denis, informó que solo se habían registrado algunas rajaduras en la pared tras llegarse a los 4 metros en la primera jornada. A la tarde del día siguiente Julián informó que hubo un leve desplome de todo el ala oeste de la casa, pero que tejas y piso serian amontonados ( los que quedaban enteros) para su posterior utilización.

Al día siguiente se redacto un boletín que se difundió por la única radio del pueblo que señalaba que en el marco del proyecto “Todos por los pobres del pueblo”, se informaba de la caída total del edificio, pero que por otra parte, estaban muy entusiastas porque el hoyo había alcanzado los 10 metros y que al dia siguiente empezaba la segunda excavación bajo el árbol africano. “Estamos cada vez mas cerca de la prosperidad”, acababa el informe. En el pueblo se escucharon bombas de estruendo, en todos los barrios.

La maquina de Felipe ya no paraba de sonar, era un solo largo pitido que si no fuera por su dulce promesa de oro para todos hubiera sido una molestia infernal.

Es mas, el segundo día calló un rato ( por falta de baterías) y hubo una estampida en el pueblo rumbo a la excavación por el temor que sucediera lo peor: que se certificara la desaparición del tesoro! ( pase mágico maldito que los espíritus malos dueños de los tesoros producen a veces para vengarse de la voracidad material de la gente). De inmediato repusieron las baterías, volvió a sonar el pitido, pero - para mas tranquilidad - organizaron a media cuadra un altarcito a la Virgen de las Minas, donde las señoras del pueblo empezaron a rezar en voz muy alta un rosario interminable, tan persistente como el pitido.


Al quinto día por la tarde la alarma del Centro de Preservación del Patrimonio Universal, en París, sonó. Los científicos a cargo detectaron que en un país del sur de América había desaparecido totalmente del sistema de control satelital una vivienda histórica. Solo se pueden ver desde arriba unas máquinas amarillas moviéndose en el lugar – dijo en mal francés un urbanista Neozelandés que trabajaba en el monitoreo satelital permanente.

Justamente:  al sexto día se terminó la etapa denominada, “limpieza total del área de prospección” que no era ninguna improvisación sino estaba descripta en el plan del “Arqui” Leguiza.  El pozo había alcanzado los 20 metros, ya no solo correspondia al área de la vivienda sino se extendía hasta el final de la calle y toda la cancha de Volleybol del Almacén “Rey de Copa”

Un detalle. También, por razones organizativas, habían “relocalizado” el árbol africano de 260 años, que en momento en que caía algúna vecina, conocida por sus expresiones ácidas alcanzò a decir..” plaga reí nio pea”. El árbol fue depositado al fondo del patio, a resultas de la resolución que tome sobre su destino la Junta Municipal en su próxima sesión.

Para el decimo día, el cráter tenía una dimensión importante. Era todo el Barrio La Uniòn, mas porciones considerables de los barrios Mainumby y Loma Soñada, el ala norte del Cementerio y algo así como toda la cancha del deportivo 26 de Junio, menos el área grande del norte, incluyendo el arco de ese sector que permanecía firme, al igual que las banderitas de esquina, que flameaban inocentes.

El pueblo se había sumado a la frenética búsqueda del Tesoro y con palas y picos se lanzó al interior del hoyo gigantesco, miles de personas paleando al mismo tiempo en una cavidad  que para la madrugada del dia 16 ya había alcanzado  110 metros de profundidad  por 12 hectáreas de redondo, ya no existían casas en Puerto Esperanza, apenas el rio para un lado,  contenido por un frágil muro y el puesto de peaje municipal de la ruta de acceso, donde sobrevivia Diego Armando Espinoza, el único Puertoesperanceño que moraba en la superficie.

Fue en la mañana del día 13 cuando Diego Armando escuchó ese estruendo. No fue una explosión, fue un ruido sordo, a tierra, a piso, a desplome. Salió de su casilla, se saco el desteñido Kepis que rezaba “Fernández Diputado” y se rascó la cabeza para tratar de entender lo que veía enfrente. A pocos pasos el suelo se había tragado a Puerto Esperanza. Solo quedaba un inmenso cañadón y el valle abajo cubierto por el derrumbe con una falda de tierra oscura. Y Nada mas.
-       Ohó la ñande pueblo poraitè..” alcanzo a decir.
Subió su terere a un bote y navegó el rio buscando otro sitio donde seguir viviendo.-


Augusto dos Santos, 05/08/13

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