"FELIPE PY COLÍ" O "EL COJO MARTINETTI"
Debo reconocer que aquella vez fui yo el que se opuso a la incorporación de Felipe Pycolí al equipo de primera. O sea, todo bien con que llegara a reserva, pero de ahí a ponerlo en primera me parecía una exageración. Solo que en ese campeonato del 86 nos tapó la boca.
Felipe Martinetti, tenia la pierna izquierda ostensiblemente mas breve que la derecha, lo cual le obligaba a una pronunciada cojera. Sin embargo era muy habilidoso con el balón, y justamente, con la pierna mas corta.
En rigor era una especie de reencarnación de Garrincha. Habilidoso, con un jogo bonito salpicado del humor negro de sus limitaciones. Cuando se hamacaba para la derecha, balón enfrente y luego se inclinaba para la izquierda producía en los mas recios defensas la sensación de hundimiento. Ese segundo de distracción era suficiente para que Felipe Pycolí ya estuviera des-enredando una pelota del fondo de las mallas.
El técnico rioplatense que contratamos ese año, Ramiro Guindez decía en su hablar porteño, “cuando corre Felipe se agarra todos los pozos, se agarra” en alusión a su cojera.
Es cierto que jodía un poco las burlas de la hinchada contraria pero a los 10 minutos con cinco piruetas y el gol servido en bandeja para el centrodelantero, “Toro Galeano” o alguno de su propia factura, Felipe Pycolí no solo conquistaba el clamor de su hinchada sino la admiración de los aficionados del cuadro oponente.
Para el año 85 su llegada a la reserva tenia un toque de canto de cisne porque en el club muchos nos oponíamos a que juegue en primera, mas por el pudor de no exponerlo a las burlas, pero al final pudo mas las exigencias del equipo que ese año – en su división de honor – no solo perdió todos los partidos sino sufrió una severa desafiliación de sus asociados, peor aun por el nacimiento del Deportivo Telares, constituido en una sección de la fabrica de tejidos del pueblo.
Aquel 86 fue un año inolvidable. Eran dos las incorporaciones mas llamativas. La del técnico, el porteño Guindez, “El Cuerito Guindez” para los amigos, plomero de profesión, caído en la comunidad en el año pasado con motivo de la construcción del sistema de aguas corrientes y, por supuesto, la inserción de Felipe Martinetti en la primera división.
Por abreviar el resumen, solo en la primera ronda, Felipe Pycolí convirtió 46 goles y produjo innumerables servicios, tantos que hasta el “Tronco Irala”, fornido defensor, incapaz de apuntar al arco iris, hizo un gol.
Si sus fintas eran galanas y por sobre todo desconcertantes en los domingos clásicos de sol, cuando llovía sus contorsiones eran aun mas letales, y sus centros ¡ sus centros!, eran como el medio relato de un gol.
A fines del 86, tras gestiones realizadas por el Cuerito Guindez ante amigos de barrio del Liniers de Buenos Aires se produjo su memorable transferencia al futbol porteño. En dos años estaba firme en la punta izquierda de Chacarita y todos en el pueblo escuchaban por Mitre el relato de los juegos del “Cojo Martinetti” que era como lo llamaban ahora.
Era un clásico semanal en el pueblo admirar las fotos oficiales que se toman los equipos antes de cada juego, que venían los jueves en "El Grafico", en donde se lo veía al “Cojo Martinetti” o Felipe Pycoli, siempre con el pie izquierdo parado sobre el balón, con esa sonrisa ganadora que jamás perdió.-
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