jueves, 11 de diciembre de 2014

Anticuentos de Navidad (1) EL OJITO DEL NIÑO.




Doña Marina, allá en Pilar, tenia su pesebre y vos - con el correspondiente permiso de tu madre- podrías ir a visitarlo con un grupo de amiguitos.
El tema era que tenias que estar quieto, mirando absorto y sin decir palabra si no querias ligarte, a saber: una carajeada importante de doña Marina y la promesa que los Reyes Magos se olvidarían de vos el 6 de enero.
Así pues, ir a ver ese pesebre era una morbosa mezcla de ganas de admirar y de derrochar infantil adrenalina.
Una vez, a nuestro amigo Miguel, el grandulón que - el pobre- era tuertito, le pasó algo increíble; de tan entusiasmado que estaba, mirando todos los detalles, se le cayó el ojo de cristal justo en el cuenco donde abrevan los animalitos de barro, hablo de la vaca, la oveja, el burro, un gallito y te juro que no sé que cornos hacía en ese mismo lugar un soldadito de plomo de la segunda guerra mundial, una de dos, o se extraviò corriendo cagado en las patas de Normandía o la mala de doña Marina lo puso allí para dar una cosa de vigilancia al lugar.
Lo cierto es que después de retirarse honorablemente del lugar, sin decir ni mu, Miguelito nos contó su drama, tapándose un ojo y llorando al mismo tiempo en la oscuridad de la calle.
El grupo, de cinco mitaí que integraba, no tuvo mejor idea ( karma que arrastro desde entonces) que pedirme que haga de canciller y negocie con Ña Marina el delicado asunto de recuperar el ojo del amigo del oasis ese que había allí bajo un símil de cocoterito hecho de una pata disecada de teteu puesta al revés y adornada en su cima con hojitas verdes de cartulina.
Volví pues a la casa del ogro y al transcurrir hacia su interior percibí claramente que detrás de mi no sonaba sino el eco de mi zapatito nuevo de fin de año. Los cuatro infelices quedaron afuera protegidos como si la misma Luftwaffe estuviera a punto de bombardear.
Pero enseguida me di cuenta que era una misión imposible. En el patio de la casa, solo en el tiempo en que deliberábamos afuera ya se había armado una crisis de histeria con exclamaciones al altisimo, exhortaciones urgentes para buscar al cura de inmediato e inicio simultáneo del rezo del santo rosario y el canto del sagrado salmo reverendísimo a la virgen del Pilar.
¿Que pasó? . Que justo que salimos, a Ña Marina se lo ocurrió arreglar el pesebrito ¿y con que se encontrÓ? ¡ con un ojito del niño dios que le miraba desde la aguita de los camellos!!
¡ Y yo ! Yo guaú pio iba a romper ese encantador momento sagrado?. Nambré. Primero porque iba a ligar seguro y ser tratado de sacrílego y hasta que viniera mi madre a regar de sal el suelo por donde saldría caminando de rodillas hasta la calle no me liberaría la maldita de Ña Marina y en segundo lugar porque la versión milagrosa estaba tan instalada que ni si apareciera el Diputado Portillo acompañado de Marilina, iba a distraer la atención en ese momento.
Entonces, arrastrado de la camisa por una de las señoras, me arrodillé también a rezar al "santo ojito del niño dios", o mas bien al ojo de vidrio de Miguelito que - hay que decirlo - parecía brillar mucho mas que en condiciones normales, capaz que porque nuestro amiguito usaba gafas con frecuencia; pero allí, en la lagunita, se lo podÍa ver en todo su esplendor y te miraba francamente desde dentro del agua.
Media hora después me liberaron y los chicos me esperaban con enorme angustia afuera metidos con el consuelo a Miguelin que no paraba de sufrir.
Tuve que encararlo y mirándole fijamente AL ojo le dje:
- Miguelín, ponéte feliz, tu ojo es Dios.-
ADS. 11.Dic.-

jueves, 24 de julio de 2014

Sucios eran los de antes.


Sucios eran los de antes.

Yo recuerdo el miedo que nos daban los ataques del Atlético “Turismo y Deportes” cuando el que comandaba la patota ofensiva era “El espino” Peralta.

Morocho, metro ochenta, con las piernas brillantes y músculos que parecían querer escaparse de su todo mientras corría levantando polvareda en el viejo estadio de la Mutual de Obreros y estibadores navales.

No solo era boca sucia el negro, sucia pero sucia, sino tenia esa forma de acercar el rostro para reclamar cosas que intimidaba a los referis, incluso al valiente del coronel Mandivieso que de tanto en tanto pitaba en aquellas jornadas de la 3era divisional.
Con los centrales que trataban de pararlo era aun peor. Sus datos de intimidación no tenia que ver con la madre de uno, lo cual sería casi una sutileza para “El espino”, noo, en los forcejeos pronunciaba amenazas, te recordaba cosas de tu novia, la hora en que tu hermanito salía de la escuela o directamente te amenazaba de muerte.

Un ataque del Espino Peralta era una inquietud propiamente para el kinesiólogo Fernández, en nuestro banco,para los padres de uno que miraban desde las gradas y para el único médico del pueblo.

En los tiros de esquina la cosa pasaba a ser directamente dolorosa. Nadie sabía donde escondía esa espina de cocotero que utilizaba para aliviar la carga de hombres encima en el afán de evitar su cabezazo. En el hospital del pueblo desfilaban al día siguiente zagueros con agujeritos negros en la espalda y hasta en las pantorrillas.

Decí que los lunes a primera hora ya estaba atendiendo a las señoritas en su peluquería para damas y te daba vergüenza denunciarlo porque capaz el maricòn terminabas siendo vos.-





viernes, 30 de mayo de 2014

LA CIUDADELA DEL CORONEL CUEVAS.





El Coronel Cuevas subió a lo alto de la colina y con voz estentórea dijo – ¡aquí!. 
De inmediato llegaron las máquinas que abrieron las calles y los obreros que construyeron las viviendas.

Tres meses después la ciudadela estaba lista. En la inauguración sonaba un mariachis con “Yo sigo siendo el Rey” y luego, emocionado pero sin llorar ni demostrarlo, el Coronel Cuevas trepó al escenario y anunció: “hoy empieza la historia de la primera comunidad del mundo habitada solo por hombres y nuestras inseparables criaturas de compañía, las mujeres. Esta ciudadela – añadió con el aplauso de todos – es el primer territorio libre de putos del universo!”.

El cura Gervasio, bendijo el pueblo, con el interesante detalle de una hoja de parra como herramienta de aspersión del liquido bendito. “ Se reata el hilo de la historia bíblica “ se le escuchó decir, añadiendo que “ posiblemente nosotros salvaremos al mundo de la maldición de su holocausto con el meteorito “Ajenjo” que ya enfilaba hacia nuestra tierra.
¡ Detened oh Dios vuestra furia divina!”.
- Queasisea- gritaron al unísono.

Con el correr de los años, la calma histórica retornó a la comunidad.
La odiosa cuestión de la discriminación, tan enarbolada por los pueblos libertinos, pasó a llamarse “corrección comunitaria”; los minusválidos volvieron a las siempre acogedoras piecitas del fondo, los hombres del pueblo retornaron a la honorable práctica de los hijos de familia y los hijos naturales y siempre había suficiente leña para ignorantes de la ley de Dios, mujeres promiscuas, endemoniados y putos que pudieran nacer.
Las mujeres renunciaron a su derecho al voto- esa burda experiencia mundana de sacar a las varonas de la cocina - que solo sirvió para procrear lesbianas por todas partes.

Los curas volvieron a tener sobrinos, los niños volvieron a respetar la siesta, los jóvenes ya no respondían a sus padres, se canceló por decreto el demonio del internet ; los derechos humanos eran, apenas, una hedionda cicatriz del deplorable mundo entregado al pecado.

Las mujeres procrearon, cocinaron y rezaron; en sus pocos ratos libres se reunían con otras mujeres casadas a conversar sobre sus empleadas y los hombres reasumieron la dignidad del trabajo, los asuntos políticos y dedicaron sus ratos libres al sano esparcimiento - para adultos- en discretos templos de meretrices a extramuros.

La vida volvió a la santidad, la sumisión y al temor de Dios; y nunca mas la varonil fragancia de los sobacos fue combatida de nuevo por ningún maricón desodorante en aerosol.


Treinta años después, en su lecho de muerte, el padre fundador, el Coronel Cuevas, delirando de fiebre - y apartando con un gesto a su desconsolada esposa Josefina- convocó al inseparable ayudante, el Teniente Antonio y tomándolo de la mano, susurró con agónica dulzura:
- “ Tony, nunca dejes que derriben el eucaliptus donde tallamos nuestros nombres”.

sábado, 17 de mayo de 2014

UNA CRITICA A LA POETICA DE ABUNDIO "EL PARCO" BALDISIERI





El libro “ El ” de Abundio “El Parco” Baldisieri, ratifica una vez más que lo mejor de su poesía es el sentido de la ausencia. Incluso, sus versos mas admirados, siquiera los escribe. Sus páginas en blanco son una promesa subyugante de lo que el propio autor califica como la lirica que no implica el compromiso tangible de la tinta impresa
.

En ocasiones su palabra es tan tácita que solo murmura una sílaba inicial y el lector debe viajar sobre los lomos de los dromedarios de su propia imaginación, como en el caso de la prolongada Oda al Heroísmo de los pueblos Xanpamamapanapa , obra que ocupa seis páginas del ultimo libro, pero en realidad lo que se lee solo se imprime en medio verso de la primera línea: “quiero contaros, sumiso y ardiente…”

Quizás todo se refleja en su mesurado discurso de presentación a la 79 edición de sus consagrados “Versos Impalpables” cuando frente al auditorio de críticos consagrados y escritores, expresó aquella famosa idea: " el micrófono funciona?".

Una expresión rehogada en la angustia del ser humano parado en las amplias alamedas del siglo XXI, obligado, posiblemente, a ser el sístole y diástole de su propia conciencia social. Un clamor, diría, un grito desgarrador, también, del síndrome Darwiniano de la persistencia humana en medio de tanta selva, o quizás, sencillamente, un mensaje- como olvidado al paso- cual pañuelo de una dama elegante en las cortes de la Francia real. O, porque no – descartarlo tampoco – una simple y domestica incertidumbre personalísima del autor, sobre el funcionamiento de tal elemento que concomita con los procesos de amplificación de sonido.

Poca poesía como la de Abundio "El Parco"Baldisieri, supo ser tan solidaria con la suerte de los pueblos originarios del norte de Groenlandia, como la que se lee en su libro “Iglú”, que fantasea con la hipótesis que los pueblos Manitunes conocieron, en sus tiempos continentales, al tempano que acabó finalmente con la vida de miles de personas, en el colosal choque del Titanic a principios del siglo XX. El desarrollo de esta obra que combina lo profético con lo humanista, tiene a lo largo de sus 654 páginas, una sola expresión, en la primera hoja: “ ¡ chake! “

Felipe Malquiste, editor.

martes, 13 de mayo de 2014

LO DIFICIL QUE ES COMER UN ASADO.




Ser periodista, principalmente si uno esta en la radio y aun peor en la tele, produce la gracia siempre pruriginosamente agradable de la popularidad y el afecto, pero con algunos perfiles de fastidio en ciertos y puntuales casos.

Primero y principal es que uno nunca deja de ser un aparato proveedor de noticias, cualesquiera fuera el sitio de la reunión, el circulo social, deportivo o familiar al que asistieras y la circunstancia que fuera, esto es, un sepelio o una serenata.

Si uno trabaja en “Radio Periquita” la primera pregunta de alguien del grupo de reunidos, apenas uno llega, como para romper el hielo, se diría,  es casi de manual: “¿ siempre estás en Radio Periquita, vos?”, te preguntarà, así te terminara de escuchar en Radio Periquita esa misma tarde, en el auto, mientras iba al súper a comprar un vino para esta reunión.

Apenas atines  responder, todavía con la sonrisa de cordialidad hilvanada en tu rostro, él mismo preguntador inicial quemará su ultimo cartucho con el segundo clásico, en relación a alguien que trabaja en la misma radio, por ejemplo:

-       che y Victor Benitez pio es grosero luego así cuando no hace su programa y todo.
Allí es donde vos empezás a pensar en una respuesta embolada y una amable, pero siempre optaras por la amable. ( salvo que seas el mismísimo Victor Benitez) La embolada sería, “ no se, no vivo un poco con Victor Benitez”; pero terminás despachando la opción mas amable:
-       jajaja.
Si. Solo te reirás. Es amable, cordial, apachuntosa ( no se que significa, acabo de inventarla) y lanza un mensaje directo. “Me rio y no te respondo, curioso.”

Sonara la campana del primer round y continuaran todos hablando de los costos de reparación actual del sistema de inyección de autos de Korea, que era el tema debatido al momento en que vos,  perifonero de noticias, apareciste en tal conclave de amigos, conocidos y desconocidos; y  todo porque al hermano del primo de tu amigo Felipe se le ocurrió inaugurar su quincho, obviamente, con un asado. Con que va a ser ¿ con pastafrolas?

No tardara 7 minutos, para que un gordo de remera del Ratón Mickey que parecía inofensivo al fondo, semia-costado en una hamaca paraguaya, se ocupe del siguiente bullying, justísimo en el momento en que vos descubriste que bajo ese mantelito de punto cruz se escondían, calentitas aun, unas empanadas de Areco y pretendías manotearlas. Y preguntara así:

-       Che, vos que sos periodista. ¿ Es cierto que Jaegli esta en el bailando porque va a ser candidato a intendente?
Entonces vos esperas un segundo, le bajas el primer bocado entre la punta del repulgue y a dos pulgadas para abajo, tentando que el dogor al verte comer desista la repregunta, porque te das cuenta también que el resto no le ha dado gran atención, pero… olvidalo, volverá a la carga, con un arma aún mas letal.
-       Che loperro, aquí el periodista “ade” saber porque lo que baila Jaegli, si es cierto que va a ser candidato.

Y los perros van a terminar girando el rostro hacia vos, con mirada inquisidora y una sola expresión tacita: “¡Contestá pues! ”

Vos que ya sabias que el circuito de evolución de las preguntas de asado funcionan así, trataste de devorar tu primera empanada con gran rapidez entre la primera pregunta, tu silencio y la segunda, pero – aun cuando la devoraras completa de un bocado – nada impedirá que tengas que hacer un gran esfuerzo para deslizar el bolo alimenticio atorado a la altura de la corbata, y , empezar a responder al pueblo, allí reunido.

No te salvaras,  de dos preguntas mas, relacionadas con el mismo tema. Generalmente vinculadas a fantasías y leyendas urbanas que vos aborrecías y combatías públicamente en tus programas pero que aquí terminaras festejando solo para salir del interrogatorio y tener derecho a comer ese matambrito tiernizado que acababan de servir en tiras aun humeantes.

Las preguntas accesorias además suelen partir de la propia necesidad de los amigos de afirmar sus propios conocimientos con un asentimiento del periodista que se encuentra en la sala.
- “ che, es cierto que el se hizo el bypass gástrico para adelgazar. – te preguntara el rubio con pinta de oficinista de after oficce,  antes de comer el cuarto de chorizo que sostiene en la mano - porque ellos si tienen derecho a comer- y a quemarropa anexará la segunda  “ cuantos kilos ya bajó”?

Ibas, siquiera aun a responder o tratar de hacerlo, sino tan siquiera a generar sinapsis, para producir algo coherente, cuando uno del fondo agregará, casi como lanzándote un “ ya que estamos contestame èsta también”,  la pregunta de aquellas que terminan por levantarte un leve ardor caluroso a la altura de la mejilla izquierda, mas que nada porque su construcción es tan intrincada, inconexa y barroca,  que el solo pensar en ella te genera ganas de sufrir. Sera así mas o menos:
-       Y este Jaegli… el paga o le pagan para participar. ( pausa milisegundistica) porque viste que se peleo luego con Zucolillo , parece que tenían un cementerio juntos y les comió Lucho Gonzalez. Seguro que va a ir todo dolorido al senado después de cada baile, verdad?

Como haces para responder todas esas preguntas?, este colgajo de ideas?, pero mas que nada, como haces para creer que no es una joda de Tinelli por parte de 16 tipos, que se están morfando a mil la picada pre asado, y vos allí, pensando que contestar.


Pero tenés que calmarte porque recién andás por la mitad.

Alguien propondrá una chinchoneada, eso te aliviara un poco; algunos aceptaran, pero otros dirán que no y lo peor… a uno se le ocurrirà decir,
-       “ vamos na a hablar nomas con nuestro amigo periodista que esta aquí, boluo…”

Vos ya no sonreirás aunque pretendas – en un muñón sanguinolento de amor propio que te queda – que fue un acto de valoración y generosidad contigo, al tiempo en que ensartarás con el mondadientes una feta de butifarra y un trozo de mbeyú, bien tostado, para que mañana no quede dudas de lo que te produjo semejate pyahai.

Es entonces, y no en otro momento, cuando aparecerá otra institución del rompebolismo clásico con el periodista que pretendió gozar un asado con los amigos: todos allí saben que vos sos un periodista radial que te ocupas de temas políticos y económicos. El 80 por ciento de los concurrentes escucha tus programas y jamás sintonizan allí una puta información deportiva.

Pero eso no basta para detener el siguiente interrogatorio obligado de los asados:
-       che y vos que sos periodista,  ( “vos que sos periodista” es el gran argumento incriminatorio, for ever) que lo que se puede hacer de ese arbitro Amarilla, boluo, ese pio es pariente de Leoz, mbaé…
-        
Solo debes respirar. Tomar aire y dejar que se enracimen mas preguntas que vendrán, no seguidas, sino yuxtapuestas:
-       Nderacoooore …cierto boluo. – saltara otro - Y vos que estas allí en la radio. ¿ que se sabe del Tata? Es cierto que Zapag le llamo el otro día y no le atendio el teléfono?
-       Pera na un poco, pera na un poco -  interrumpirá el del cigarrillo electrónico – vamos na a preguntarle lo del pendejo que mostro su camiseta de Jesús, es cierto que la protesta de los jugadores antes de los partidos es por eso o porque mierda lo que es…

Vos que sos muy meticuloso en no revistar nunca las páginas deportivas de los diarios tratas de conciliar inteligencia, astucia, diplomacia y eficiencia para salir de éste mazacote de preguntas y terminás aprendiendo – ojo, con los años – que podes responder, literalmente, cualquier cosa, y la perrada asentirá, satisfecha y  con la cabeza, solo porque vos “trabajas en la radio”. Ante la metralla inquisidora anterior responderás por ejemplo:
-       Lo que pasa es que el futbol paraguayo atraviesa su peor momento. (esa frase nunca falló)  Se perdió a Bielsa que podría haber sido alguien que trabaje cimiento de nuevo , pero el resto es vyroreí, lo cierto es que no nos vamos al mundial
( y para terminar le agregás un dato que sembrará confusión por un rato, el tiempo suficiente para tomarte un respiro y un trago de mala cerveza)
…y con no ir al mundial el país pierde 575 millones de dólares…

“575….” – balbucerá uno, pero se quedaran mirándose unos a otros por un momento irregistrable por cronometro racional alguno,  que te permitirá recordar aquella frase de la florida niñez cuando podias decirte a tu santa madre, “ mama, cuando nos vaaaaamos??”.

Si superas este penultimo round, posiblemente te darán unos 6 minutos de pausa.

Durante esos seis minutos los tipos recibirán una nueva fuente de bananitas de carne, morcillas, sopa paraguaya, y chorizo para continuar la “toscaneada”, se servirán vino, reabastecerán de cerveza sus manijas y se preguntaran sobre alguna cosa vinculada a direcciones y como se llega a algún lugar. No faltara el que sabe mucho de esas cosas y explicara que se trata de una calle que “muere” en tal parte o en el mejor de los casos que “choca” con la calle tal, o aun mejor, que explicara que la casa del tipo de marras queda en la esquina de esa calle donde dobla el 42.

En ese lapsus de seis minutos, no pierdas tiempo. Tenés que aprovechar para hacerte un choripán en 2 minutos, devorarlo en 4 y pasarte la servilletita y pedir lo que has de beber ,en el minuto de anexión, porque no va a faltar alguien que te coloque otro clásico preguntario al periodista designado, como un gancho al mentón.

-       Che y cuanto ganan Mabel Renfle  y eso” – preguntará justo el que prepara el asado, sin desviar la mirada de las costillas que están saliendo.
-        
Obviamente vos tenés un segundo para recordar a Mabel ,a quien querès mucho, y uno mas para tratar de discernir con tus mejores neuronas quienes son “y eso”.

Guay!  si llegas a responder con una evasiva, comprensible y obvia, en tanto no sabés, como por ejemplo :
-       “ vos sabes que no se cuanto gana Mabel, che…”

Allí es cuando desde el fondo, a la derecha, del mismísimo flaco de barbita de candado que vos no escuchaste emitir sonido en toda la noche, se esputara esa frase detonante:

-       Y si. Lo peridista se cubren todo luego.

Para que pa. De inmediato te preguntaran si es cierto que Luis Bareiro le defiende a Vierci, si es verdad que Mina es socia comercial de Kalè, si Carlos Peralta tiene un pariente en la función publica, si Torres dejó Abc….

A esa hora exactamente, vos ya estas seguro que no querés comer nada mas, que solo querés saber donde hay un sanitario para simular una meada y volver a casa, saltando una murallita cubierta de miramenometoqueis sin despedirte.
Sacrificado es.
Un asado es, en rigor, una reunión de amigos que se juntan para chupar y comer y , al mismo tiempo, un interrogatorio al  periodista ese que suele venir . -



viernes, 18 de abril de 2014

VIDA, PASION Y MUERTE DE CIRO MARINO RODRIGUEZ.


LA VIDA, PASION Y MUERTE DE CIRO MARINO RODRIGUEZ

Muy pequeño - en el limite entre enano y petiso- Ciro Marino Rodriguez tenía una mirada de fuego que interpelaba a su paso.
Hablaba como el Jesùs de las películas recomendando, sentenciando y cuestionando. Aun siendo niño en transición a jovenzuelo, me retuvo un par de veces en alguna calle de Pilar para apuntarme con un dedo y exigirme que sea como mi padre. “Vo mita-í tenés que ser buena persona como don Ninín” y sin entibiar nada con una sonrisa, seguía camino con sus ojos grandes, encendidos y el resto de su rostro impávido. Honesto, trabajador, ciudadano ejemplar e impenitente cultor del teatro popular.
Si a Carlos Alberto Mazó lo recordaremos siempre como la figura emblemática de las letras y el teatro pilarense, dramaturgo, director y actor, al Ciro Marino Rodriguez del teatro popular, bizarro, barrial, visceralmente circense, tampoco lo olvidaremos.
Ciro Marino seleccionaba actores de su circulo de amigos, obreros, trabajadores de oficios, en los barrios. Parientes a veces. Siempre era èl mismo el guionista, director y figura central de sus puestas teatrales.
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Pero hoy, en este viernes santo quiero recordar aquella vez que Ciro Marino Rodriguez reunió a 2000 personas para presenciar su puesta teatral “Vida, Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo”, allá por 1978, en el estadio de basquetbol del club 1ero de Mayo de Pilar.
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Su versión era absolutamente vinculable al floreciente realismo mágico latinoamericano, comenzando por èl mismo, que vestido con su atuendo de tela de alpillera, barba de corcho quemado, parecía un Jesús de bolsillo, achicado quizás por la azotaina a la que le había destinado Pilatos.
El montaje consistía en el ingreso de Jesús, rumbo a la cruz por el acceso principal, puerta grande desde donde normalmente saltaban los equipos de basquetbol a la cancha.
Esa caravana del monte calvario, iba presidida por el mencionado Jesus, seguido de agresivos guardias romanos que lo castigaban todo el tiempo con unos látigos de tela de cuerina marrón y corazón de cartón, que sonaban con horrorosos chasquidos sobre el lomo del pequeño hijo de dios rumbo al Gólgota.
La comitiva estaba reforzada por todos los enemigos del Nazareno, sus amigos solidarios, los discípulos, incluyendo al propio Judas, resucitado solo a los efectos cinematográficos. Al final del rectángulo estaban las tres cruces que esperaban la crucifixión del meteórico hijo de Nazareth y los dos ladrones, el bueno y el malo.
Pero como el estadio estaba repleto, antes de empezar la obra, Ciro Marino determino que el vía crusis se haría con un “estilo vuelta olímpica”, de manera que todos los asistentes pudieran ver de cerca el sufrimiento del señor jesus, representado por èl mismo. Por lo tanto giraron por los cuatro costados del rectángulo de juego, posteriormente viborearon un poco - en el ultimo tramo- por el centro de la cancha y fueron directo hasta el aro de cemento y fibra de vidrio del sector norte, tras el cual, emplazadas en una loma se encontraban las cruces.
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Ciro Marino, sabía que era un proceso breve, sin diálogos, sin otra trama que la marcha y la crucifixión, por lo cual supo resolver el problema de la identificación de los discípulos ( que caminaban tropezando detrás de la escena principal ) con un método bastante curioso: tenían grandes carteles de cartón que colgaban de sus cuellos con sogas de ferretería. Allí se escribían sus nombres , y una frase final que sugería que tal iniciativa identificatorìa no era suya ( del director) sino de los salvajes romanos. “Pedro” - por ejemplo- y seguido de la leyenda “ Amigo del condenado”
Atrás venía sonriente, contando monedas de una sucia bolsa negra, el resistente Judas, que no necesitaba cartel alguno para recibir el abucheo e incluso algún proyectil del publico asistente. Y mientras esto sucedía, lejos del mentado arrepentimiento, se reía a carcajadas y enseñaba el dedo del medio a quienes le arrojaban, por ejemplo, un choripán a medio comer.
Era interesante esa manera como Ciro Marino Rodriguez producía el sincretismo en las representaciones, ya que los romanos que pegaban no hablaban ni en latin ni en español, sino lo hacían en jopará , gritando con energía sus consignas intimidantes, al tiempo en que castigaban las pobres espaldas del pequeño jesús.
- Eguata nde bandido..! …siga py…!! Barulaque!! ..
y volvían a pegarle y volvían a gritar ..
- ¡ pea heú reicuaa hanguá otro día! .. ¡ eguatà nde aña memby!! ( justo a èl le decían aña memby).
Por su parte Ciro no se quedaba en los simples alaridos de dolor, como en el Jesus de Gibson, o como en la semiótica mirada del nazareno de Zefirelli, sino incorporaba – fíjense que detalle – un libreto que mixturaba la ética judeocristiana del dolor con la piedad por su comunidad.
Así por ejemplo en los 28 metros del primer lateral de la cancha, iba gritando cosas así como “¡ mi dolor por el barrio San José! “ o “¡ este sacrificio es por los trabajadores de Manufactura de Pilar! “ o “ el dolor me mata pero lo hago por los obreros portuarios de mi querida comunidad! e incluso, mas lejano, en los 15 metros del lado mas breve del rectángulo, se lo escuchó gritar “ ¡ malditos romanos, me rompen la espalda, pero hoy sufro por la comisión de damas del Barrio Crucecita! ( se supo después que le fabricaron las vestimentas) o eso que generó numerosos aplausos, “ ¡soldados de Roma, mi sufrimiento en esta noche es por la selección juvenil de basquetbol que viaja al nacional de Pedro Juan Caballero !”.
Entusiasta estaba el publico que en la medida en que ese sufrimiento con dedicatorias avanzaba (e iba aludiendo alguna tecla emotiva o de proximidad) saludaba con aplausos e incluso vítores. Un detalle que paso desapercibido, salvo para la aguda percepción de mi amigo Pepín Borba, es que los vitores eran para Ciro y no para Jesús.
- “ Fuerza Ciro, Carajooooo! “ gritaba alguien de tanto en tanto, obrándose el milagro de la suplantación de popularidad que el Beatle Lennon habíase atribuido pocos años antes, con menor éxito.
No menos pintoresco era el ladrón bueno, encarnado por un gran amigo de Ciro, el conocido Juan “Nicotina”, empedernido fumador, que aceptó participar del cuadro vivo solo con la condición de no dejar de fumar durante la puesta. Así pues, mientras marchaba el doliente grupo hacia el Gólgota, metido entre las 40 personas, iba Juan Nicotina fumando su Reina Victoria, Negro y sin filtro, sin solución de continuidad.
El final era antológico. Subían a las cruces, en primer lugar a los ladrones, el bueno y el malo y luego a Jesus. La única cruz que iluminaban los reflectores ( mas por la humildad del presupuesto que por consideración estética alguna) era la de Jesús misericordioso.
Pero un detalle interesante era este: aun desde los lugares mas lejanos, se podía percibir como el rostro de uno de los ladrones se iluminaba (casi como en el versículo de la transfiguración de nuestro señor Jesus) de tanto en tanto. Era Juan Nicotina, que también había negociado con la producción que le liberaran un brazo para que su habito de fumar no se interrumpiera durante el tramite de la crucifixión, muerte y resurrección, que suponía casi unos veinte minutos en su totalidad y a veces más..
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Pero lo realmente sublime y emotivo era el cuadro final, en el que el hilván histórico universalista del libreto de Ciro Marino, se guardaba una sorpresa que yuxtaponía el cenagoso monte calvario con el agreste pináculo de gloria nacional en Cerro Corà, ya que el grito con el que concluía la obra era
- ¡Muero por mi mundo!…¡ viva la humanidad!
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EPILOGO
Muchos años después, en el 2004, reivindicando sus justos derechos laborales ( fue sindicalista también) Ciro Marino Rodriguez se crucificó en la realidad, de pies y manos clavados, frente al IPS central en Asunciòn. Consiguió luego de esta medida una pensión. Según recoge la prensa de esos días.
Cariño eterno al recuerdo de este pequeño gigante.-

jueves, 6 de marzo de 2014

SE LLAMABA ROBERTO, LA PANTERA LE DECIAN...



Se llamaba Roberto.


la pantera le decían, 
en un bolsillo tenìa a la hinchada mas grande del mundo, la de Boca, en otro guardaba nuestros corazones de pilarenses, de cerristas, de paraguayos.

Transportar, no transportaba la pelota: escribía con ella sobre la cancha, con los dedos suaves de un fígaro, con la misma suavidad con la que aprendió a correr la de trapo en los arenales de su cuadra de la calle Colón; arenales que – por cierto- devoran a temprana edad a los pataduras para los asuntos del futbol.

Bastaba verlo llegar al centro de la cancha en el primer ataque para ver que era un toro que no iba a regalar la oreja.

No corría, modelaba así en el césped, como en el piso sintético, que por entonces era exclusivo de los gringos; pecho altivo, mediasonrisa pícara indeleble y por sobre todo, esa elegancia indespeinable, que, con el avance del juego no lo consigue sostener cualquiera…aunque se vista de seda.

Cuando la Pantera detenía el balón a metros del área grande- cuando la amasaba- parecía eterno; ocupaba medio día su oficio de mirar para todas partes y colocar luego el boomerang de su pase -que Pitàgoras no lo habría calculado mejor - y que, boomerang al fin, siempre volvía para su remate final y las redes.

Pero cuidado, no pretendas que el gol fuera un patadón como los que gritamos ahora enardecidos y agradecidos de los pies de nuestros delanteros; naaa, era la misma "magia cabañas" , el hilván de seda de una araña florentina, el último plano de Da Vinci, el pentagrama de Vinicius tras su cuarto escocés.

Yo tenia un pequeño periódico en mi pueblo, se llamaba PANORAMA. Lo entrevistè al pie de un avión privado que había arribado a la pista de césped del “Batallòn 40” allà por el 81. Y me conto que estaba feliz porque desde Pilar con el Capitan Bado, de desde Asunciòn con el Ciclón, lo venían a buscar para el Cosmos, sí el Cosmos de Nueva York, y de Pelè, y de Beckembauer, para que te voy a decir lo que era el Cosmos de entonces.

La Pantera no tenía ni la arrogancia de Chilavert ni la humildad “For Sale” de Romerito; no necesitaba actuar porque era El mismo, e indivisible. Sabia ganarse amores y odios, pero tenia un perfecto conocimiento de donde se pintaban los lindes de la cancha y adonde comenzaba el continente del trato amable en el universo del fútbol.

Roberto se llamaba. Roberto Cabañas. La Pantera le decían. Un mitaí que aprendió a ser un genio con los pies en un pueblo de Basquetbolistas, si te apetece un dato mas.

Y vos me hablas del “escorpión” de Higuitas y yo te banco la emoción, pero dejame contarte lo que pasaba 10 años antes en el Cosmos de Nueva York… 

bah… no te cuento nada, ve el video de abajo, y conocelo.

http://www.youtube.com/watch?v=Mmqx-3pFwx4

TODO LO QUE SE PUEDE VER DURANTE UN SEMAFORO EN ROJO AMANECIENDO AL DIA SIGUIENTE DE LA NOCHE DE BRUJAS

  Dos nubes negras, las únicas, empujan al sol y amanece. Las aves que se escuchan por las ventanas abiertas del automóvil, en la desierta a...