lunes, 20 de mayo de 2013

Siameses unidos por un beso.



Siameses unidos por un beso.

No necesitó terminar ese café para comprender que lo que empezaba era una historia de amor. Por sobre sus hombros Adrian miraba la bahía de Asunción en la única tarde fría de diciembre, con los dedos de lluvia danzando desde el sur.

En rigor fue poner sobre la mesa todas esas cartas de seducción que se acomodan favorables una sola vez en la vida con tanta tibieza, un lujo de jugada – de ambos-  un ajedrez magistral.

Ya no existen esos lazos, Valeria y Adrian  caminan hoy, distanciados por las circunstancias, aunque no se ha retirado de esos instantes en que la soledad se posa sobre los hombros de la gente, esa deliciosa hora del día en que ella y él, se cruzan en viceversas memorias, como un tren que no termina.

Nunca tuve un amor así – me dijo  Adrian - y ojala que no vuelva a sucederme. El mundo ha construido alrededor de mi y alrededor de ella demasiadas cosas para evitar que  volvamos a habitar esa isla. En este barco que nos rescato del lapsus volvemos por estos tiempos, como un castigo social, engrillados, esclavos del mundo, obligados al trabajo forzado de la normalidad.

Atrapados en celdas distintas, cada vez que nos cruzamos la mirada- sin embargo- la dignidad se burla de la hipocresía en la inútil misión de poner en pretérito el verbo persistir, que mudando una ere y sacando una pe, todos los días y en la mas loca clandestinidad, se convierte en resistir.


Valeria volvió a su casa, a su familia y se juraron mil veces que solo esperaban que ambos  que sean felices, en una poderosa simbiosis de afecto e hipocresía. Se juraron también mil veces, que como en todas las historias de amor del mundo, el olvido termina por expedir los tickets del nunca mas, y se enseñaban en la memoria los pasajes del viejo tren a Sapucai que un día recogieron del piso de una estación abandonada y lo compartieron como símbolo del rumbo que soñaban.

Ambos supieron por mucho tiempo que soltarse las manos era  necesario. Lo que no supieron es como hacer para que no se apague el sol cuando ello suceda.


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