El costurero Fernández
Entre el “Costurero” Fernández y la hinchada de Fomento de Agua Potable, se desató – hay que decirlo – una relación de amor y odio que recorrió como el caminito tenso de una ciática, toda aquella temporada.
Por mas amateur que sea, no podemos permitir que Fernandez nos obligue a encargarle los pantaloncitos” se quejó Carlos Antola en la ultima reunión de la directiva como tesorero, que era, del club.
Ya había tirria con el “Costurero” porque el mismo priorizaba los negocios de su tarea como “modisto” antes que su propio entrenamiento para la condición de puntero por la izquierda, cosa que, por otro lado, había desatado una sarta de lugares comunes en las transmisiones deportivas, como aquel relato de Hugo Rediell, cuando decía “ El Costurero Fernández, no da puntada sin hilo”.
Puede que aquella temporada del 87 estuviera también muy marcada por los efectos de la inundación, que había sumergido a la cancha del Club y tuvo que someterse a la humillación de utilizar el estadio de “Exploradores de Curupayty” que eran archirrivales de los campeonatos del barrio y de nuevo tener que soportar el chiste fácil en la radio sobre que eran un club “zozobrando en la profundidad de la tabla de posiciones”.
Y no era malo el “Costurero”, solo que, como siempre pasa con estos delanteros de rendimiento inestable, había partidos en los que enamoraba a los fanáticos, como aquél frente a Estibadores Golden Cross, en el que marcó tres goles y fue la primera vez que en la radiofonía de mi pueblo y en plena cabina de transmisión de ese partido se usó la expresión hat-trick: “ el Costurero Fernández hizo "hat-trick" en el juego de hoy” – proclamó con la sobradura de los periodistas deportivos que saben decir. La parte más brava de la barra brava de mi barrio, obviamente al no comprender la expresión recurrió a la infalible descalificación y decantaron por gritarle al relator “pea nio delantero nda haei desodorante!”. ( Este es un delantero no un desodorante) Pero alguien explicó en las gradas el significado de hat-trick y se escuchó que al trompetista de la hinchada concluía muy sabiamente “ mbae pio nda hei porainte tres gole” ( Hubiera dicho bien nomas, tres goles)
Es cierto, retomo, que hubo estos momentos pero hubo otros como cuando planteó y por un partido logró imponer que el equipo entre al campo con “pantaloncitos Oxford” que el mismo diseño y elaboró , a los que calificó como mejoradores del rendimiento porque eran amplios. Sin embargo solo logró que el “Fomento de Agua Potable” recibiera la condena unánime de los concurrentes ( incluyendo su hinchada) quienes corearon la expresión “Moopio pollerita”!, (para donde polleritas) por la forma que dibujaba la indumentaria durante el ejercicio del juego.
Muchos sospechaban que el problema del “Costurero Fernández ” era su cercana relación con las señoras del barrio para quienes cosía vestidos, talleres, trajecitos de media estación, blusas, y a veces también bordaba. Decían que esa relación le generaba la adopción de ideas e influencias que ellas le iban dejando, lo cual le agregaba mas enfado a la barra, que no se cansaba de patriarquear con aquello que el futbol era cosa para tipos.
Pero la gota que colmó el vaso fue aquella invitación a todas sus clientas al partido por la definición de la permanencia en la división, frente al fuerte “Ñeembucu Fischripper” equipo pobre, casi marginal, de “rio costa” pero aguerrido; ello convertía a este compromiso en un caldo tenso, nervioso y preocupante. Los directivos no durmieron una semana, los árbitros se vendieron y se compraron varias veces y la barra brava se preparaba con una agresividad muy pocas veces vista.
A ese partido, y con la chambonada extra de no avisarles siquiera la gravedad que tenia ese encuentro para el futuro del club y mucho menos explicarles de que se trataba el fútbol, el Costurero Fernández invitó a 16 de sus mejores clientas, varias de ellas señoras copetudas, utilizando para tal ocasión las entradas del cupo de invitados de jugadores que no había utilizado en toda la temporada.
El destino quiso que la ubicación de las señoras fuera exactamente a los pies de la barra brava y el resto ocurrió solo.
A los cinco minutos del primer tiempo, y escogiendo un momento de mayor silencio, doña Silveria Granades, la dueña del Hotel Carpincho Resort, exclama mirando a los barras:
- Chicos, alguien que nos diga quien es quien aquí. O sea, tipo, quien es el rojo y blanco y quien es el amarillo y negro y cual de ellos es …nuestro equipo!! Jejeje..
- Yuuuuhuuuu, who is who, please…- agregó alguien de ese grupo, casi en coro, afirmando el pedido hacia los cara de ningun amigo de mas arriba.
Yo he visto, desde donde estaba, al otro lado de esas gradas, como los rostros iban desencajándose en esa hinchada. Bah, no eran los rostros nomas, uno podía oler como se empezaban a chamuscar esos testículos. ¡Podía escuchar porque suenan como pororó!. Muchos de ellos por años se habían resistido al llevarle a la madre al estadio – a mostrarle siquiera - para no tentar a la mufa, la mayoría de ellos no se quitaban el anatómico en la semana previa a un partido para correr a la mala estrella, el 50 por ciento de estos no se cepillaba los dientes durante todo el campeonato para no dar ceder un detalle al mal aguero, de tipos rudos hablamos y hoy, justo hoy que se define la vida del club, el pajero del Panadero invitaba a unas señoras que no sabían who is who en esa puta cancha, no había forma de pensar en que esto iba a acabar bien…ni en la cancha ni en las gradas.
Los hombres rudos respondieron con indiferencia hostil y activaron sus bombos, turues, latitas con piedras, vuvuzelas y gualambaus en un desesperado intento por hacer pasar el momentos y convencerse que nada de eso que había ocurrido era real, que no había señoras del costurero Parroquial preguntando who is who mas abajo, que eso no estaba ocurriendo. Y le dieron con todo a una adaptación del Japones Burgues de la canción de Joaquin Sabina preparada para la ocasión de evitar el descenso:
De sobra sabes que eres de primera
Que no miento si juro que daría
Por ti la vida entera
Porque en primera siguieras
Fomeeeento, Fomeeeento…
De pronto, Zas!, Primer gol de los “Ñeembucu Fischripper” , 36 minutos del primer tiempo. La hinchada paró con su cántico y sus bombos como quien impacta contra una columna. Puteadas contra el técnico, el equipo y maldito silencio pirè vai de nuevo. Para que pa. Desde abajo las señoras alzaron el rostro hacia las gradas de los “bravas” y empezaron a hablar, de nuevo en medio tal silencio:
- “Muchachos!, porque se callaron si la actuaciòn que hacian estaba tan bonita. ¿No tienen en el repertorio “Cuando los santos vienen marchando?” .. When the Saints Go Marching In!!, sigan con esó plis!. Siiii, dijeron todas en coro.
Pero Juana “Pitita” Martens, la señora del Almacen de suelas, que parecía mas perceptiva, advirtió que la barra pasó al enfado y el silencio porque algo malo estaba pasando, “Chicas parece que algo paso!”
- Ay parece si, veo que nuestro amigo el “Costurero” y sus colegas se agarran de la cabeza y parecen tristes y los que tienen las camisetas de otro color, festejan… - acotó con gran poder de observacion doña Ana Matarazza, la empleada de correos.
- Ei ustedes arriba – dijo la más pizpireta, la Joaquina – digannos que pasó, no sean amarretes con el chisme, asi nos enteramos todas… y de nuevo se desató la risa de ellas.
Yo no les voy a mentir si les digo que por sobre la maraña de pelo nunca bien atendido del barra, brotaba lentamente el humo de la ira, uno de ellos vomitó sin más, fruto de la pulsión asesina y la ira contra las señoras que invadieron esas gradas e iban a empezar a degollarlas usando la tecnica de los “kamiseta Pyta-í” de la guerra grande; cuando alguien hizo ese grito de adelanto del gol. Explico: Un grito de adelanto es lo que ocurre en el bucle cuántico tempo-espacial del universo de una conquista, o sea cuando entra un gol: hay uno que tiene el privilegio de ver décimas de segundos antes y entonces hace el grito de adelanto que es breve y seco: Gol!, a lo que le sigue la grita euforica de todos con el Gooooooooooooollll multitudinario y generalista; son los dos tiempos maravillosos del gol, igual a como en una eyaculaciòn. Y era el empate. Justo a tiempo. Gol sensacional y con una elaboración de equipo, pero mas que nada una reivindicaciòn de un mediocampista obturador, sacrificado, con pasta para eso, el “Torno” Yaharí, quien oficiaba de mecanico dental en el hospital y de tarde venia puntual a todas las pràcticas.
Una de las señoras, a sabiendas que estaba sucediendo algo nuevo y en tanto no tenian respuesta de la hinchada de arriba prefirió llamar al señor que estaba parado mas cerca, en la cancha y que tenia unas siglas “DT” en la espalda.
- Deteeeeee?? Deteeeeee!, dijo doña Manuela, señoooorrrr!, insistió
- Eiii!,ustèd, somos las amigas del Costurero Fernandez y queremos preguntar!
Nadie sabe porqué - quizas fruto de su entusiasmo por el empate - Fortuoso Montepreto, tecnico del Fomento, giró el rostro y miró al conjunto de impertinentes señoras.
- Ya era hora! - dijo Pitita, advirtiendole lo tarde que les daba vueta a mirar - señor dedeté puede decirnos que paso ahora que gritaron todos estos groseros de arriba?
Montepreto no les respondió, solo giró el rostro, con la mirada llamada hacia el Costurero Fernandez que en ese momento devolvía una larga pelota desde el banderin del corner rival hacia su arquero sin advertir que detrás del corpolento defensor Adolfo Mendocen, estaba la agil figura del “Peregrino” Vazquez, ex Tres Corrales, hoy apuesta de gol de los Ñeembucu Fischripper. 47 minutos, nuevo gol en contra del Fomento y tras ello el silbato del descanso como el primer pitido de un infarto. La nave se hundia lentamente en el descenso.
Diez y siete cambios formuló Fortuoso Montepreto para arrancar el segundo tiempo en un desesperado intento de buscar el empate. Ya en el tunel,antes de llegar al vestuario, un oficial de policia y dos guardias del club detuvieron al Costurero Fernández y acompañados todos ellos de diez barras y el Capitan del club, fueron también a retirar de las gradas a las diez y seis señoras, lo que hacian diez y siete en total. Todos expulsados sin explicaciones del propio edificio del estadio y liberados del resguardo policial a quinientos metros del lugar.
Mientras venian calle abajo, con un insoportable calor de diciembre por llover, tropezando con el horrible empedrado del pueblo, la Pitita interpeló al amigo jugador:
- Donde habran aprendido educaciòn estos!, como es que vos te mezclas con esta gentuza. Vieron que nos e-cha- ron - espació la expresiòn deliberadamente- porque no se puede llamar de otra manera..
Siguieron luego caminando en silencio hasta que a 3 cuadras se escuchó de nuevo el resonar del estadio con el grito supremo de un gol. Entre trastrabillos y maldiciones por el calor, Doña Pitita agregó “ que clase de deporte es este en el que uno no puede preguntar”.-
Fin
ADS.16/dic.22
( Tampoco me pregunten sobre los dos tiempos de la eyaculaciòn porque este cuento se elaborò pa otra temática.)
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