ONIRICA.
Un día despertó. Nada de lo que soñó había sucedido o nada de lo que sucedió fue un sueño. Le llevo bastante tiempo ubicar un punto en el techo para concentrarse en ese dilema.
La almohada olía a ella, percibía el perfume de sus humedades y hasta la micro-brisa de su pelo mojado fluyendo hacia algún lugar en la cama. Pero eran olores de verdad o eran aromas de abstinencia?
La ultima vez que se perdieron en una discusión ella fue a dormir a la habitación contigua que ahora enseñaba su puerta entreabierta. Esa ultima vez, fue anoche o fue en algún lugar del pasado? Y si la oyera respirar ahora, ¿sería verdad o seria como el dolor que persiste en un brazo amputado?.
Soñarla nuevamente, si solo fuera un sueño, le remitiría al desgraciado mundo de los sueños fruncidos, aquellos que se mueren con el alba y cuya re-vivencia no tiene otra materia sino colores de mariposas que escaparon dejando sus colores en polvo en el ultimo dedo que alcanzò a tocarlas.
Que es el intento de resoñar un sueño sino atrapar una mariposa que se espolvorea en colores entre tus manos.
Luego, dormir sin soñar sirve. Sirve como vivir prohibiendo sueño
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