LUIS MIGUEL
julio 21, 2018
Nadie puede olvidar a aquel centrodelantero que contrataron en el Club para la temporada del 86. Primero porque le llamaban “Chileno”, y raro, porque era Uruguayo. Lo primero de él, al solo saltar al campo era su porte de muchacho fino. No había en el pueblo esa costumbre de hoy de ir a la peluquería como hoy lo hacemos, era una cosa de mujeres eso de ir y ponerse a leer revistas mientras se calzaban aquella cosa con pinta de cacerola que les secaba el pelo o que se yo que hacia. Este muchachón iba a la peluquería “La moderna” de las hermanas Liguria y decí que tenia condiciones para aguantar las cargadas que le hacían por ese gesto exageradamente metrosexual para la época.
Se llamaba Federico, Juan Vicente Federico, Hugo de apellido, y en el fondo era un kilombo porque los relatores de la radio del pueblo no alcanzaban a entender como un tipo podía apellidarse Hugo. Una vez, yo que por ese tiempo frecuentaba la biblioteca del Colegio Santo Tomás le conté al cronista de “Paisajes del Deporte, el Turismo y algo más ” que había un poeta que ya se apellidaba Hugo y sencillamente me miró sin darme bola, bueno dijo algo así como “ nombre artístico es ese, mita-í” y se fue con su transistor Erres siempre pegado al oido y al relato de Muñoz con algún juego en Buenos Aires.
Juan Vicente Federico Hugo, tenia esa cosa de distinguirse del resto de los chicos del club de nuestro barrio, los así llamados “negros del río” fundamentalmente porque era rubio. Pero no solo era rubio sino su pelo cuidado bailaba con la brisa del trote de ballet que tenia en la cancha cuando perseguía la útil en un pique largo y era como que esa cabellera flotaba en el aire, sedosa y brillante, al sol de esas tardes de domingo.
Fue al segundo mes de su incorporación cuando en medio de un encuentro contra el aguerrido Tres Corrales del Barrio Obrero que alguien en las gradas criticando una jugada confusa en la que no metió la pierna ( era amarrete para las jugadas con carácter) le grito a voz de cuello - ¡moopio Luis Miguel!. Y desde ese día fue Luis Miguel y solo Luis Miguel, incluso para los relatores deportivos mas rigurosos, hasta casi la navidad de ese año cuando abandonó el Club y abandonó el pueblo porque encontró una oferta mejor en la cosecha de algodón en el Chaco Argentino.
Así terminó la historia de Luis Miguel en aquel año. No hizo un gol en toda la temporada pero tampoco desentonó demasiado porque el club no venia haciendo goles ya hacia una buena temporada.-
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